El crédito hipotecario en la República Dominicana enfrenta un problema estructural que lo convierte en un privilegio para unos pocos en lugar de una herramienta accesible para la mayoría. Mientras que adquirir un televisor o un vehículo financiado es cuestión de horas, obtener una hipoteca implica un proceso tedioso, largo y costoso. Pero, ¿por qué sucede esto en un país con una tasa de incumplimiento hipotecario menor al 2%?
El problema no es pagar, es prestar
La Ley 483 de Venta Condicional de Muebles, vigente desde 1964, no solo facilitó que los dominicanos aprendieran a tomar dinero prestado, sino que también enseñó a muchos a prestar dinero. Gracias a esta ley, las tiendas de muebles, los distribuidores de vehículos y pequeñas financieras han podido ofrecer crédito directamente al consumidor final con una ejecución rápida y económica en caso de incumplimiento.
Sin embargo, en el caso del mercado hipotecario, la historia es diferente. Las constructoras y los particulares no financian viviendas porque la ejecución de una hipoteca en caso de incumplimiento es un proceso judicial largo y costoso. Sabes cuándo comienza, pero no cuándo termina. Este sistema no solo desalienta a posibles nuevos prestamistas, sino que limita el mercado a los bancos formales y asociaciones de ahorros.
¿Qué podemos aprender del mercado mobiliario?
El mercado mobiliario ofrece una lección valiosa: la simplicidad y la rapidez en la ejecución de garantías no solo facilitan el acceso al crédito, sino que también fomentan la participación de múltiples actores en el mercado. Actualmente, el crédito para bienes muebles no está monopolizado por los bancos. Miles de tiendas, financieras y distribuidores participan, haciendo que el mercado sea más dinámico y accesible.
En el mercado hipotecario, la situación es opuesta. Aquí, la banca formal es prácticamente el único actor, y el costo del crédito refleja esta falta de competencia. Las constructoras, que en otros países financian directamente a sus compradores, no lo hacen en República Dominicana debido a las barreras legales y económicas asociadas.
¿Y las soluciones?
Resolver este problema requiere un enfoque integral. Aquí algunas propuestas concretas:
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Reformas legales para agilizar la ejecución hipotecaria
La clave está en simplificar el proceso judicial y reducir los costos asociados a la ejecución de una hipoteca. Esto permitiría que más actores, como constructoras y financieras, ingresen al mercado. -
Fideicomisos como herramienta de garantía
Aunque el fideicomiso por sí solo no garantiza una ejecución rápida, sí puede ser un vehículo eficiente si se combina con reformas que hagan el proceso más ágil. Esta herramienta, además, ofrece transparencia y confianza tanto para prestamistas como para prestatarios. -
Involucrar a las AFP
Las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) pueden desempeñar un papel crucial en garantizar créditos hipotecarios, utilizando los aportes de los trabajadores como respaldo. Este sistema, implementado en países como Ecuador, permite que los empleados formales accedan a hipotecas con tasas más competitivas y plazos más manejables. -
Educación financiera y estímulo al ahorro
Enseñar a la población no solo a tomar prestado, sino también a prestar con seguridad, puede fomentar una cultura de crédito más sólida y sostenible.
Más allá de las hipotecas: un cambio de paradigma
El acceso al crédito hipotecario no es solo un problema económico; es un asunto de desarrollo social y justicia. Facilitar este acceso puede transformar la vida de millones de dominicanos y dinamizar la economía al fortalecer el sector inmobiliario.
Para lograrlo, necesitamos un esfuerzo conjunto que combine reformas legales, herramientas financieras innovadoras y una mayor participación de actores en el mercado. Solo así podremos garantizar que más dominicanos accedan a un hogar digno, mientras fomentamos una economía más inclusiva y competitiva.
El momento de actuar es ahora.